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Terapia celular y atrofia muscular

La atrofia muscular consiste en el desgaste, pérdida o disminución del músculo como consecuencia de lesiones, enfermedad o malnutrición. Según el Diccionario Oxford de Medicina, la atrofia muscular comienza inmediatamente después de sufrir una lesión muscular y se produce de modo progresivo por el desuso del músculo.

La experiencia del centro en el área deriva como consecuencia de nuestros esfuerzos por tratar pacientes con lesión medular completa, los cuales por su misma condición,  presentan fuerte signos de atrofia en los músculos de las extremidades inferiores.

Tipos de atrofia muscular

En general, la atrofia muscular ocurre por un desequilibrio entre la síntesis de proteínas y su degradación. Básicamente, las proteínas se degradan a una velocidad mayor que la que tiene el cuerpo para producirlas. Esto genera que se pierda masa muscular. Las razones que desatan este desequilibrio pueden ser variadas, por lo que se establece que hay 3 tipos de atrofias, según su origen:

  • Atrofia neurogénica, cuyo origen es por lesiones o enfermedades que afectan al sistema nervioso en general o a los nervios que conectan con los músculos en particular (denervación). Así que puede ser causada por males como la lesión de médula espinal, la esclerosis lateral amiotrófica, el polio, la artritis reumatoide o el síndrome de Guillian-Barre, entre otras. 
  • Atrofia patológica, derivada de alguna enfermedad que afecta a los músculos, la desnutrición o el envejecimiento. La enfermedad de Cushing o Hipercortisolismo es un caso a resaltar, que se produce por el uso excesivo de esteroides.
  • Atrofía psicológica, causada por el sencillo hecho de que la persona no utiliza sus músculos lo suficiente. El típico ejemplo son los astronautas que pasan mucho tiempo en el espacio con gravedad cero. Este tipo de atrofia suele superarse con ejercicios y una dieta balanceada.

Uso de células madre y linfocitos efectores contra la atrofia muscular

La experiencia en el tratamiento de la atrofia muscular está enmarcada en un protocolo más amplío de tratamiento a pacientes con lesiones medulares completa. En una primera instancia se implantaban células madre mesenquimales prediferenciadas a células progenitoras de tejido nervioso, junto a linfocitos efectores capaces de activar el proceso reparador, a fin de subsanar la lesión de la médula espinal.

El primer signo objetivo de recuperación luego del implante medular fue la presencia de actividad eléctrica en músculos donde previo al implante no había. A pesar de los signos que sugerían reinervación de los músculos y de que complementamos el tratamiento con un intensivo programa de rehabilitación, no obteníamos cambios significativos en la fuerza y el rango de movimiento muscular debido al nivel de atrofia muscular

Fue entonces que se procedió a realizar un segundo implante, pero ahora de células madre prediferenciadas a células musculares, en las piernas, que se procesaron en el laboratorio.

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Específicamente en el músculo esquelético  que había recuperado la actividad eléctrica pero que tenia severos signos de atrofia. Los resultados fueron sorprendentes. Tras cuatro meses del implante, las ecografías y las biopsias realizadas demostraban la regeneración del tejido muscular y los pacientes empezaban a mostrar signos de recuperación de la movilidad.

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Los pacientes siempre se mantuvieron bajo el programa de rehabilitación física intensiva ya que generar el estimulo adecuado sobre las células implantadas es primordial para que las mismas recuperen su funcionalidad.

Otras lesiones musculares susceptibles de ser tratadas con células madre

Las células madre pueden ser útiles en otro tipo de lesiones musculares, relacionadas más con las tensiones excesivas durante su uso o traumas:

  • Contusiones: resultado de la compresión de la masa muscular sobre una superficie dura y el hueso, son frecuentes en los deportes de contacto o tras accidentes.
  • Laceraciones: lesiones penetrantes comunes en situaciones de politraumatismos.
  • Desgarros: ruptura de fibras musculares por elongaciones más allá del límite de elasticidad del músculo.

Las contusiones, desgarros musculares y laceraciones pueden ser reparadas de forma similar que el músculo atrofiado, aportando el materal necesario para la recuperación del tejido fibroso, junto a linfocitos efectores que activen el proceso inflamatario curativo.

Desgarros musculares

La terapia celular evita la fibrosis: la generación de una red de fibrina, que es un tejido desorganizado, de fibras de colágeno, y menos funcional, que produce lo que conocemos comúnmente como cicatrices. Esto sucede porque el cuerpo, al verse desbordado en su capacidad reparadora, en lugar de generar tejido normal de músculo produce la cicatriz fibrosa.

La utilización de células madre diferenciadas a músculo con linfocitos específicos tiene como objetivo aportarle al cuerpo la materia prima necesaria y el ambiente inflamatorio que evitan la fibrosis y favorecen la restitución de la estructura del músculo.

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